Según las investigaciones de estas autoras ellas nos muestra como los niños y niñas comprenden y les llama más la atención un texto ilustrado que cualquier otro, afirman que los adultos hemos perdido la habilidad de leer libros ilustrados pues consideramos las ilustraciones como cosas decorativas. NICOLAJEVA Y SCOTT intentan explicar las diversas formas de interacción entre el texto escrito y la imagen, los niños relacionan las imágenes que ven con lo que cuenta el texto escrito, esto implica un gran avance para la enseñanza de la lectura y para el desarrollo de la capacidad visual; hay una estrecha relación entre las palabras y las ilustraciones, se ha comprobado que los niños con dificultades son los más perceptivos y los que mejor leen las imágenes.
Los resultados de las investigaciones hicieron resaltar sobre todo el placer y la motivación que los niños (as) experimentan al leer libros ilustrados, además de las respuestas intelectuales, afectivas, estéticas, que engendraron en niños de distintas culturas y habilidades lingüísticas resulto sorprendente que los pequeños fueran tan hábiles en el análisis de los aspectos visuales de los textos, cada vez iban más lejos con sus conjeturas.
MEEK: dice los libros mismos enseñan a leer, en este caso también las imágenes enseñan a ver. Los niños transmiten sus emociones y son capaces de construir sentido a partir de los elementos visuales.
Los niños(a) pueden ser más activos, más comprometidos y más críticos si se les enseña a ver, en conclusión y como dice el adagio popular una imagen vale más que mil palabras.
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